jueves, 24 de marzo de 2011

Cerca del Mar del Norte

Llegó en Navidad, inundó mi casa con su blanca sonrisa, con su desorden de ropa, libros y algún perfume.

Desayunaba a la hora de comer y aprovechaba yo esa media hora para que me contara algo de su vida, en una ciudad cerca del mar del Norte.

Me hablaba de nieve, lluvia, frío y de una bicicleta azul, de un apartamento de cristal desde el que siempre veía el cielo y de su gato “Chispas”, el más leal de los compañeros.

Pasados unos días la maleta se llenó de orden, los libros ocuparon su lugar en el bolso y la muchacha voló de nuevo, lejos de una casa que ya no era la suya. Se fue, Dios sabe por cuanto tiempo, y la casa quedó a oscuras, muy fría. Entonces, la soledad se abalanzó sobre mí, dejándome sin fuerzas, casi muerta, y en el silencio un árbol de Navidad lloraba lágrimas de mil colores.

Ang. Ripley

2 comentarios:

  1. me encanta no hubiera podido explicarlo yo mejor cuando los hijos se van ,y mas si es tan lejos la desolacion se apodera de ti ,tambien es cierto que cuando nos acostumbramos a vivir sin ellos el regreso a veces puede ser igual de traumático

    ResponderEliminar